Nutrientes basicos en la alimentacion
Vitaminas
Son sustancias orgánicas que el organismo precisa en pequeñas
cantidades pára aprovechar otros nutrientes.
Intervienen en las funciones corporales, con especial importancia en el crecimiento
y desarrollo de los tejidos y en el funcionamiento del sistema nervioso y muscular.
Al Igual que sucede con el agua o las sales minerales, no generan energía.
Los alimentos procesados y refinados carecen de ellas casi por completo, mientras
que los alimentos integrales constituyen su mejor fuente.
Se conocen 13 vitaminas necesarias. Se han dividido en dos gupos en función
de su solubilidad:
Liposolubles: A, D, E y K. Se hallan en las partes grasas de
los alimentos.
Hidrosolubles: B y C. Se ( pueden encontrar en las partes acuosas
de los alimentos.
Vitamina A
Actúa sobre la vista, en el mantenimiento saludable de la piel y las
membranas mucosas, en la resistencia a las infecciones, en la síntesis
proteica, en el mantenimiento de los huesos sanos, en la prevención de
la anemia y en el crecimiento de los niños.
Su deficiencia conduce a la ceguera nocturna, formación de cálculos
renales, xeroftalmia (enfermedad secante y degenerativa de la córnea),
ligeras dolencias de la piel, inflamación de las membranas mucosas.
Esta vitamina se encuentra en gran cantidad en el aceite de hígado de
bacalao, hígado de cordero y buey, mantequilla, queso y huevos enteros.
Vitamina B1
Funciona como como enzima en la conversión de los hidratos de carbono
en energía en los músculos y en el sistema nervioso. Una grave
deficiencia puede conducir al beriberi, una enfermedad muy rara en Europa, sobre
todo en los países del Oeste.
Los alimentos más ricos en esta vitamina son la levadura de cerveza seca,
extracto de levadura, arroz integral, el germen de trigo, frutos secos sin tostar,
cerdo, salvado de trigo, harina de soja, copos de avena, granos del trigo, hígado
y pan integral.
Vitamina B2
Convierte los aminoácidos, los ácidos grasos y los azúcares
en energía, mediante el oxígeno.
Necesaria para la producción y reparación de los tejidos corporales
y mantenimiento sano de las superficies mucosas.
Su deficiencia no causa una enfermedad específica, pero los síntomas
de su carencia incluyen las grietas e irritaciones en las comisuras de la boca,
con inflamación de la lengua y los labios. Los ojos adquieren un aspecto
enrojecido y sanguinolento, acompañado por una sensación de ardor,
como de arenilla debajo de los párpados. Otros síntomas son: irritaciones
de la pie alrededor de la nariz, la boca, la frente, las orejas y el cuero cabelludo,
con excesiva pérdida de pelo, temblores, desorientación, insomnio
y lentitud de aprendizaje.
Esta vitamina se encuentra presente en la leche, hortalizas de hoja verde, leguminosas,
yogur, huevos enteros, salvado de trigo, carne, harina de soja, queso, germen
de trigo, extracto de levadura y levadura seca de cerveza y el hígado.
Vitamina B3
Es fundamental para la síntesis de las hormonas sexuales, la cortisona,
la tiroxina, la insulina y muy necesaria para mantener la salud del sistema
nervioso y de las funciones cerebrales.
Su falta en el organismo puede provocar pelagra, que se manifiesta en forma
de dermatitis, diarreas y otras alteraciones del tubo digestivo, confusión
mental e irritación neurológica.
Esta vitamina podemos encontrarla en higos secos, dátiles, levadura de
cerveza, cereales integrales y legumbres.
Vitamina B5
Interviene en la producción de anticuerpos y es esencial para el buen
funcionamiento de las glándulas suprarrenales.
Prácticamente todos los alimentos la contienen, aunque especialmente
se halla en mayor proporción en las carnes rojas, la yema de huevo, la
levadura de cerveza, la jalea real, los cereales en grano y la mayor parte de
vegetales crudos.
Vitamina B6
Juega un papel fundamental en la producción de glóbulos rojos
y anticuerpos.
Su deficiencia provoca convulsiones en los niños, e induce a la depresión,
anemia y dolencias en la piel de los adultos.
Puede estar relacionada con el síndrome de la aterosclerosis premenstrual,
el asma y los cálculos renales.
La vitamina B6 está localizada en los frutos secos, pan integral, hortalizas
de raíz, leguminosas, hortalizas de hoja verde, pescado graso, patatas,
pescado blanco, carnes, nueces, granos de trigo, plátanos, harina de
soja, hígado de cerdo, copos de avena, germen de trigo, extracto de levadura,
salvado de trigo y levadura de cerveza seca.
Vitamina B9
Es fundamental para la formación de glóbulos rojos y para el
aprovechamiento de glúcidos y proteínas.
Se halla en las lentejas, harina integral de trigo, hígado, centeno,
frutas, setas, espinacas, yema de huevo, zanahorias o, albaricoques.
Vitamina B12
Es necesaria para la formación y regeneración de los glóbulos
rojos en la médula ósea.
Contribuye a la transformación apropiada de lípidos, glúcidos
y proteínas, y evita la irritabilidad de los niños, porque mantiene
sano el sistema nervioso.
La deficiencia de esta vitamina puede causar anemia perniciosa. Su deficiencia
se manifiesta en el suavizamiento e irritación de la lengua y degeneración
nerviosa, causando temblores, psicosis y alteraciones mentales.
Asimismo puede provocar trastornos menstruales y una excesiva pigmentación
de las manos que afecta sólo a las personas de color.
Se encuentra en el hígado y riñón de cerdo, pescado graso,
carne de cerdo, ternera, cordero, pescado blanco, huevos, pollo, quesos, yogur
y leche de vaca.
Vitamina C
Actúa como protector antioxidante; contribuye a promover la absorción
de hierro, a acumular hierro en la médula espinal, el bazo, el hígado;
interviene en la producción de colágeno, la proteína del
tejido conjuntivo del cuerpo, en mantener la resistencia a las enfermedades
bacterianas y víricas.
Ayuda asimismo a controlar los niveles de colesterol en la sangre, a convertir
la vitamina ácido fólico en su forma activa a partir del ácido
folínico, a protegerse mutuamente con la vitamina E, a la producción
de hormonas antiestrés, a convertir los aminoácidos en sustancias
necesarias para el funcionamiento de los nervios, a la formación de dientes
y huesos, al mantenimiento de los capilares sanguíneos sanos, al mantenimiento
de los órganos sexuales sanos, ya prevenir las reacciones alérgicas.
La falta de esta vitamina puede originar lasitud, debilidad, irritabilidad,
dilatación muscular, dolores en las articulaciones y pérdida de
peso. También puede provocar sangrado de encías, gingivitis y
debilitamiento de los dientes; hemorragias instantáneas y más
grandes, particularmente en los músculos del muslo.
Síntomas más graves son las hemorragias en los ojos, cerebro con
sangrado de la nariz, tracto digestivo y tracto urinario.
La vitamina podemos hallarla en el jugo de acerola, el pescado, la leche de
vaca, las grosellas negras, las guayabas frescas y enlatadas, el perejil, la
col, el rábano, las flores de brécol, las coles de Bruselas, los
cebollinos, el limón, la coliflor, las fresas, el berro, el repollo,
la naranja, la col roja, los brotes de mostaza, el resto de las frutas y verduras
(excepto la lechuga, la manzana, el aguacate y el membrillo), el maíz
dulce, las bananas, las carnes y las huevas de bacalao.
Vitamina D
Esta vitamina permite la regulación del calcio y del fósforo,
lo que permite al organismo poder asimilar estos minerales. De esta forma se
favorece la formación de huesos y dientes fuertes, el metabolismo muscular,
el equilibrio endocrino y la resistencia a las infecciones.
Su deficiencia conduce al raquitismo en los niños y a la osteomalacia
en los adultos. Ambas enfermedades están caracterizadas por el ablandamiento
de los huesos, debido a la carencia de fosfato cálcico.
La vitamina D puede adquirirse consumiendo aceite de hígado de bacalao,
caballa, arenques, sardinas, salmón enlatado, atún, leche de vaca,
huevos y a través también de las radiaciones solares.
Vitamina E
Funciona esencialmente como antioxidante y posee una acción protectora.
A su vez reduce las necesidades de oxígeno de los músculos y órganos,
actúa como agente anticoagulante de la sangre, produce una pequeña
dilatación de los vasos sanguíneos, ayuda a regenerar nueva piel,
mejora la acción de la insulina en la diabetes, actúa como diurético,
evita la trombosis, la arteriosclerosis, la tromboflebitis, aumenta la proporción
de colesterol e incrementa la capacidad de resistencia a la infección
de los leucocitos.
Su deficiencia puede provocar anemia en los recién nacidos y puede producirse
como consecuencia de una ineficaz absorción de grasas, debido a enfermedades
intestinales, enfermedades pancreáticas, después de intervenciones
gástricas e intestinales, alcoholismo, cirrosis del hígado, icterina
obstructiva, fibrosis cística, enfermedad celíaca tropical.
Los alimentos que contienen esta vitamina son: aceite de germen de trigo, aceite
de soja, aceite de maíz, aceite de algodón, aceite de salvado
de arroz, aceite de cártamo, aceite de girasol, aceite de cacahuete,
aceite de hígado de bacalao, cacahuetes tostados, patatas fritas, manteca
de cacahuete, aros de cebolla frita, gambas, aceite de oliva, muesli, yema de
huevo, arroz integra" hojas de nabo, filete de salmón, judías
verdes, tomates, carnes, apio, manzana, zanahoria, lechuga, patatas, cebolla,
naranjas, plátanos, fresas, apio y aceite de linaza.
Vitamina K
Se trata de una vitamina indispensable para la síntesis hepática
de varias substancias que participan en el proceso de coagulación sanguínea.
Su carencia reduce la capacidad de coagulación de la sangre, conduciendo
a un sangrado excesivo o a hemorragias.
La podemos hallar en la coliflor, coles de Bruselas, brécol, lechuga,
espinacas, guisantes, hígado de vaca, hígado de cerdo, leche de vaca, tomates, judías verdes, carne magra y repollo.